JULIÁN MAESO CONQUISTA BARCELÓ CON “SOMEWHERE, SOMEHOW”

Cosas bonitas que pasan la noche del viernes. Madrid es muy grande, pasarán muchas cosas, pero lo que pasó el pasado viernes en el Teatro Barceló no tiene nombre. Que Julián Maeso tiene un rollazo que deja en el sitio no es ningún secreto, pero hay que verle en directo para saber de qué hablamos. Son los temas, el ritmo, la complicidad, las dinámicas… son los colchones y los punteos y, como no, la voz precisa de Julián guiándote a través de todo un universo de sensaciones, desde la paz más profunda a la energía más potente. Así da gusto.
Bárbara Téllez (@BbEmergentes)

La banda al completo salía al escenario entre aplausos a recibir al público con uno de los temas recogidos en su último álbum: “The road less travelled”. El rollazo de Julián Maeso, esos coros, esos punteos intercalados… y estábamos todos en el bolsillo. La SG dio paso al hammond y la voz de Julián os guió a través de la energía de “Long winter drama” y el ritmazo de “Leave it in time”, que nos puso a todos a bailar bajo la batuta de Mario Carrión (batería) y Paco Bastante (bajo). El solo de hammond reventó la sala. A mi se me iban los ojos siguiendo el pie libre de Julián, que llevaba el ritmo mientras el resto del cuerpo se encogía y se estiraba tocando. Momentazo. Salía entonces Sergi Fece para acompañar “No earthly paradise” a las teclas y terminarla arriba incrustada en los espejos del techo del Teatro Barceló. “It’s been a hard day” fluyó entre nosotros para despedirse en un finalaco de hammond y voz y la sala ardió siguiendo las voces de Mayka Edjo y Erin Corine.

El rollazo de Julián Maeso, esos coros, esos punteos intercalados… y estábamos todos en el bolsillo

Expuestos el rollazo y el ritmo, llegaba el momento de que esta banda sacara a relucir su lado más profundo. “Before they leave” nos hizo contener el aliento con la melodía de la flauta travesera de Erin intercalándose con las voces. Salía entonces la primera colaboración de la noche: Alfonso Ferrer se colgaba el bajo para tocar “I wonder and I wander” con ese ritmillo más reggae, salpicado de shakers y con el ritmo suave pero cortante. Julián invitaba entonces a Renzo Ruggiero a la Nyckelharpa alabando su alma de torero y dio comienzo “Riding the stars above”. Y ahí, flotando perdidos en una nube entre lo exótico y lo misterioso, nos dejamos llevar por ese rollo de James Bond y esa energía que traspasa.

Julián Maeso - Teatro Barceló

 

El sonido de campanillas anunciaba “A song for you”, tema original de Donny Hathaway, que la banda de Maeso llenó y vació en un juego de dinámicas que culminó con el punteo de Amable Rodríguez (guitarra) sobre las voces. “Back to me, back to you” se presentaba a sí misma con un redoble de batería y un punteo doblado que anunciaba guerra, y así fue. La guitarra de Paco Rivas nos sostuvo el corazón en un puño para después soltarlo despacio mientras el tema se iba haciendo pequeñito en un fade out que provocó los aplausos de la sala.

Julián Maeso - Teatro Barceló

 

Vuelta a las alturas con el riff pesado de “Someday maybe someday”. Maeso a la guitarra con la mirada al frente, esas teclas picadas, esas notas sostenidas, esos solos de guitarra… qué bien sienta un poco de desparrame. Y así por las nubes nos cogió “I must have been dreaming” con su riff rápido y ese ritmo que se te mete en los pies. Se despedían con “Keep on striving” y su festival de teclas, con ese final de guitarra intercalada y con ese estribillo que atraviesa, pero no podía quedar ahí la cosa.

qué bien sienta un poco de desparrame

 

Julián y Paco Rivas salían de nuevo al escenario a improvisar “What a wonderful world”. Delicado, sentido y anárquico, Julián se inventaba la letra entre sonrisas mientras Paco salpicaba los colchones de hammond con pequeños punteos. Salía la banda de nuevo al escenario para interpretar “It can’t be true”, que empezó lenta y misteriosa para después dejarse empujar por los cambios de intensidad que nos dejaron lo mejor de la voz rota de Maeso. Vaya golpe de energía para preparar el ambiente para “Hanging on a wire”. Así se contagiaron esas palmas al ritmo entre el público, así nos dejamos llevar por los efectos de voces y los teclados intercalándose. Y para cerrar el tema, aumento de potencia, teclado al hombro y solaco de Amable así de regalo. Quedaba una y había que despedir la fiesta como merecía. Julián se colgaba la guitarra de nuevo mientras la percu introducía “You gotta”. Ritmaco, rollazo y toma subidón de tema, que no podía terminar sin dejarnos toda la energía de esta banda que se había metido al Teatro Barceló en el bolsillo a base de dinámicas y de complicidad.

Y así salimos todos a la calle a recuperar el contacto con la realidad. Con las suelas desgastadas de bailar y las palmas rojas de aplaudir, con la voz gastada de intentar seguir los coros y las mejillas doloridas por la sonrisa. Pero qué sonrisa. Esta banda destila ritmo y encuentra su sonido en el punto equidistante entre la energía y la clase. Y qué decir de Julián Maeso que no sepa todo el mundo ya. Se te queda la cara de tonto, con la cámara en la mano (al menos en mi caso), hipnotizado mirando cómo sube y cómo baja, cómo va y cómo viene y se cambia de instrumento y canta y mira al frente y sonríe. Qué rollazo tiene el tío.   

Julián Maeso - Teatro Barceló

 

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