Una de las actividades preferidas de Alondra Bentley es contar cuentos a niños a través de canciones. El pasado 26 de enero, en su concierto en el Palacio de la Prensa de Madrid, la cantante anglo-española nos contó un cuento a los adultos que allí nos reunimos. Un cuento sin moraleja, a golpe de pop sintético y psicodelia.
Texto: Eme Dedalus, Fotografía: Mhttp://www.instagram.com/maxguerin.photoax Guerin
Alondra Bentley parece otra: en su último disco, Solar System (Mont Ventoux, 18), apenas hay rastro de aquella cantautora folkie que debutó en 2009 con Ashfield Avenue. En este nuevo capítulo de su trayectoria, la artista se aleja del recogimiento interior de sus primeros trabajos y ratifica su alianza con el pop electrónico, algo que ya vaticinaba su tercer álbum Resolutions (Grand Derby, 2015). Este nuevo paso al frente confirma su imparable evolución como artista completa y sus múltiples posibilidades como compositora y cantante.

Alondra sale al escenario del Palacio de la prensa de Madrid cantando “MixTapes”, uno de los singles de adelanto de Solar System. La melodía, los sintetizadores y los dobles estribillos caldean al personal, incitándole a bailar. Los sonidos electrónicos no enturbian la esencia nostálgica de sus letras: Alondra ha venido a hablarnos de los dolores humanos y de la indiferencia cósmica.
La cantante deja espacio para la broma, la travesura y el juego; y para otras muchas cosas que podemos considerar peligrosas. Con ligereza aparente, la cantante nos recuerda algo difícil de asumir: nuestra irreparable banalidad.
Con este concierto madrileño, Alondra Bentley inaugura la nueva temporada de SON Estrella Galicia Live en la capital. Desde un escenario parcamente iluminado con luces de colores, la cantante se dispone a llevarnos a terrenos altamente sugestivos.



A pesar del protagonismo de Solar System, las bien conocidas melodías de Resolutions también hacen su aparición, como “Remedy” o la trepidante y onírica “What will you dream”. En los cadenciosos estribillos de esta última, la voz de la cantante deja entrever ese sabor amargo y hastiado que hace enigmáticas tantas de sus canciones.
La sinuosa y contagiosa “Prism” dibuja pasajes de pop ensoñador. Los sonidos de corte ochentero y sintéticos van un paso más allá en la tierna y bailable “45 Hours”, uno de los dos primeros avances de su último elepé.



Con su connatural dulzura, la cantante explica que la pegadiza “I’ll be alright” hacen referencia a “nuestros maravillosos mecanismos de defensa”; y que “Priority” defiende lo importante que es “establecer nuestras prioridades”.
Ya se sabe: grande es aquello en lo que cabe lo contradictorio.
Alondra regresa sola del descanso. Durante tres minutos mágicos, vuelve a ser aquella chica con guitarra de sus inicios. El público aplaude con gratitud, mientras se le une el resto de la banda para levantarnos el ánimo con “Of all the living creatures, why a human being?”.
Sobre la marcha, la cantante decide cantar “The Break of Dawn” de It’s holydays (2012), un álbum dedicado a niños de todas las edades y al que tiene especial cariño.



La de Lancaster agradece al público su asistencia, no sin antes recomendarles recibir, al menos, cinco abrazos al día. Todos los asistentes siguen su consejo y se abrazan. Al terminar el concierto, incluso la propia Alondra se deja abrazar por todo el que quiera.
Si algo caracteriza a la cantante es esa valiosa y equilibrada mezcla de fuerza y delicadeza; de frialdad y dulzura. Ya se sabe: grande es aquello en lo que cabe lo contradictorio.
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Fotógrafo: Max Guerin