No hay nada como despertarse un domingo con una canción en la cabeza. Tal vez te despiertes de golpe después de una noche loca, tal vez te acurruques junto a esa canción mientras vas pensando en la mañana que se viene encima. Pero igualmente te levantas, te dejas templar por el solecito de otoño y te vas canturreando tu canción a ver a Funambulista en el ciclo Matinales de El País. Entonces pasa lo mejor: Diego Cantero te la canta a ti, y tú se la cantas a él.
Bárbara Téllez (@BbEmergentes)
Las letras de Funambulista son una maravilla y eso no es un secreto, pero hay que verse entre casi mil personas que las cantan para entenderlo bien. El Teatro Barceló se volcó haciendo los coros en temazos como “Tiemblo“, “Portería” o “Fiera“, que elevó la energía de toda la sala en un momento de tensión, con el bajo de Francesco Severino pulsando en el pecho, para terminar suave y abajo. Nos dejamos llevar por el ritmo de Álex Thomas, que jugaba con la intensidad de “Cosas que no quise decirte” pasando de las manos a las baquetas, mientras Diego recitaba parte de la letra al borde del escenario.
De temazo en temazo, los Funambulista repasaron lo mejor de su repertorio y no podían faltar clásicos como “Demasiado buena” o “Tuvimos Suerte” y nos dejamos llevar por el ritmo picado de esas rimas que se te meten dentro. Con la 12 cuerdas a la espalda, Diego anunciaba “Me inventaré“, que empezó suave para acabar reventando bajo por el slide de Roberto Lavella en un momento enorme.
El piano de Alejandro Martínez anunciaba “Sólo luz” y la sala entera se sumió en una especie de sueño en el que se veían caras de emoción susurrando aquello de “tu mirada entre tantas miradas”… Precioso. Así con esa atmósfera necesitábamos recuperar la compostura y los Funambulista nos lo pusieron fácil con el subidón de energía que trajo “Eres aire“. Todo fuera y como nuevos, listos para encarar un final de concierto a cargo de “Funambulista“, “Mírame” y “Como un idiota“. Como algunos somos cotillas (y nos ayuda tener el set list para escribir la crónica), os diré que las dos primeras estaban fuera del repertorio, y también que me encanta que la banda se adapte al concierto según va fluyendo. Tú estás ahí de miranda y ni te enteras, pero los temas llegan exactamente cuando tienen que llegar, y los recibes exactamente en la onda que atraviesa la sala entera. Así es imposible no quedarse colgado de la música en directo.
Como decía, una que es cotilla sabía que para el bis nos tenían reservados algunos imprescindibles, pero la sala no lo tenía tan claro y las peticiones de otra no se hicieron esperar. Mejor, saber qué va venir hace que te pongas incluso más nerviosa, y había un tema en el que había decidido darme vacaciones como periodista: “Ya verás“. No apunté nada, sólo me olvidé de toda aquella gente que me rodeaba y canté. La verdad es que ya no me pude resistir y me di vacaciones todo el bis, porque lo siguiente que nos vino fue “Quédate” con su principio en acústico y ese estribillo desgarrado, y “Quiero que vuelvas“, que nos dejó rotos dando palmas y que terminamos cantando solos frente a una banda con una sonrisa enorme en la boca. Sencillamente genial.