KITAI Y ECHO INCENDIAN MADRID

Kitai - Joy Eslava
Lo que pasó el viernes pasado en Joy Eslava no tiene nombre. Esperábamos chispas, y nos sorprendió el fuego. Kitai presentaban “Pirómanos” con su habitual descarga de energía y ritmos pesados, con el rojo como color predominante y con ganas de prender la mecha de una gira que va a ser tremenda. Como aperitivo, los jovencísimos Echo, listos para preparar la hoguera y presentar un proyecto que va a dar mucho que hablar. Toda una noche de la que aún quedan las brasas.
Bárbara Téllez (@BbEmergentes)

 

Echo está inmerso en la presentación de su segundo álbum “El sistema” y aprovechaba la Joy Eslava para desplegar los temas nuevos en un derroche de contundencia e intensidad. Abrieron con “Fieras” y “Caeré contigo” como una declaración de intenciones y cumplieron la promesa poniendo a saltar a Joy Eslava. Melodías potentes, un ritmo preciso y ese peso que se te instala en el pecho… y te tienen. Así de atentos estábamos cuando “Síndrome” nos cogió y nos dio la vuelta volando sobre el teclado de Pablo Fergus y cautivados por la presencia de Carmen Alvaredo, cuya voz te envuelve y provoca a partes iguales.

Encararon el concierto con toda la fuerza que dan las grandes oportunidades y nos prepararon un final por todo lo alto a cargo de sus temas más recientes: “Soldados” y “Tu sistema“, que nos dejaron lo mejor de la base rítmica de esta banda. Mikel Arrillaga (bajo) y Paula Curto (batería) ponen el peso y la firmeza que te anclan y te agitan a la vez. Para despedirse, los Echo eligieron “Terminal“, que nos trajo un regusto a blues lento y fue recogiendo energía, vuelta a vuelta, hasta romper en la púa de Carmen en un solo que dejó toda la sala hecha añicos. Y vuelta al billo, y nosotros cantando detrás de ella, y finalaco arriba. Enorme.

(Al final de la crónica podéis encontrar todas las fotos de Echo en Joy)

 

Los Kitai salían al escenario entre aplausos, ataviados con los míticos pasamontañas rojos, a crear el caos en la Joy con “H2O“. Subidonaco a tope con esta propuesta, que provoca por los ojos y los oídos, y es que es difícil mantenerse sereno con el combo de la música golpeando en el pecho y la imagen de Álex con el pasamontañas de lado, plegándose y agitándose como poseído.  Le dieron un buen repaso al nuevo álbum y, entre temazos como “Riviera Maya” o “Tirar a matar” no podía faltar “Fuego en la radio“, que ha sido single de presentación e “Pirómanos” y que puso a la Joy a saltar enloquecida tras el bajo de Fabio.

Los temas nuevos se propagaban por la sala y nos dejamos absorber por  el bucle del estribillo de “Animal“, que te agita y te escupe destrozado por las baquetas de Deivhook. Enorme.  Llegaba el momento de invitar a Juanma Latorre, que ha sido productor de “Pirómanos” y  ha supuesto una nueva vuelta de tuerca al sonido de Kitai. Una simbiosis perfecta que ha dado como resultado cortes como “Lejos“, que nos dejó el lado más íntimo de una banda con gran profundidad. Volvía la cera con “Nací caballo” y nos dejamos propulsar por los dedos incendiarios de Edu, que fluían vuelta tras vuelta de riff para explotar en un solo de vértigo.

Recuperamos el aliento sólo un segundo mientras los Kitai encaraban la recta final del concierto apoyados en los temas que los han hecho crecer y nos dejamos llevar por referentes como “Que vienen“, “Melodrama” o “Kitai“. Aquello era un desfase. El pogo enorme, las pelotas rojas recorriendo a saltos la sala entera y los Kitai dejándose medio litro de sangre en un espectáculo cargadísimo de estímulos y de sensaciones. Para despedirse, eligieron un combo estrella: La potente melodía del nuevo “Desierto“, y la increíble fuerza de empuje del tremendo “Superior“, que avisa que viene la ola y te sostiene. Y aguantas ahí esperando que reviente… y entonces lo hace. Lo hace con Deivhook tocando la batería sobre una plancha de metacrilato que flota a la deriva sobre el mar del público mientras él enloquece.  Tremendo.

Ir a ver a Kitai es sinónimo de echarlo todo fuera, pero hacerlo en casa, a lo grande y presentando álbum siempre es especial.  Te faltan ojos para mirar y calma para parar a echar las fotos, porque lo que quieres es saltar con ellos,  cantar enloquecido y verlo todo arder.  Aquello es un mar de cuerpos agitados, de caras arrugadas en un grito, de brazos en alto y de energía que golpea con la fuerza de una presa abierta. Kitai son el destello rojo que anuncia la hecatombe y, en este caso, el fuego.

 

Echa un vistazo a la galería completa del concierto: