Leiva dijo en un momento dado: “Hay canciones que llegan más dentro si las escuchas con los ojos cerrados y en silencio.” Tiene razón, pero voy a añadir un matiz: La canción llega aún más dentro cuando experimentas esto en directo.
Bárbara Téllez (@BbEmergentes)
Leiva
Leiva… tan adorado entre el público general y tan juzgado entre los puretas. Tan soñado, tan cantado, tan examinado. El pasado fin de semana demostró una vez más que es mucho más que radiofórmula. Espera, lo voy a decir bien: Leiva y la Leiband demostraron que este proyecto es mucho más que radiofórmula.
¿Por qué digo esto? Porque lo único que rivaliza con las tremendas canciones de Leiva es la complicidad y el juego de dinámicas de una banda que toca compacta y potente. No le quito mérito al sentimentalismo de los temas. (No voy a negar que los canté como una adolescente). Pero ojo a las miradas de Leiva viniéndose arriba con César Pop, a su sonrisa en los solos de Juancho. Ojo a esos momentos en que se daba la vuelta para mirar a la banda y reventaban el tema.
Combinaron la crudeza de las letras con la energía brillante de los vientos. La nítida sencillez de una banda compacta con la luz del espectáculo audiovisual. Los colores de la pantalla daban paso a la silueta de Leiva caminando hacia el horizonte, a un plano corto de sus manos tatuadas… Mira que yo soy de primeras filas, pero hay momentos que merecieron la pena de lejos.
Nuclear y más
Pero vamos a las canciones. Fueron dos horas y de concierto y me supo a poco. Y no fui la única. Desde la primera nota de “Expertos“, el WiZink respondió a cada verso con un eco cargado de emoción. Leiva, por su parte, rindió homenaje a su historia. A los tiempos de Pereza con temas como “Animales” o “Estrella polar“. A sus influencias con el “Hey, Jude” de los Beatles brotando entre la roseta de “Terriblemente cruel“.
“Nuclear“, “Sincericidio“, “La llamada“… Se sucedían los temas y al comienzo de cada uno de ellos un escalofrío recorría la pista. “Toda esa puta electricidad” no fue una mentira. Fue un hilo conductor que atravesaba el WiZink contando la historia de todas las sombras que guardamos un recuerdo en cada verso.
Soy una sentimental, qué os voy a decir. Me emocioné con la referencia a Sabina bebiendo un whisky en el camerino. Con el abrazo entre Leiva y Ximena Sariñana antes y después de “Godzilla“. Casi muero con ese “Vis a vis” a guitarra y voz. Desprotegido. Desnudo. Visceral.
Se despidieron con “Lady Madrid” y Madrid se despidió de ellos cantando como un gato en los tejados. De esto sí que hablarán los diarios.
Tal vez te interese
Renovando mis votos con Morgan en el Price
Zahara y sus astronautas en el Botánico
Microprograma Emergentes
Reto Kitai 24h Batiendo el Record Guinness
24 horas seguidas sobre un escenario. 24h seguidas tocando.
