Sonorama Ribera es un must. Es una montaña rusa de emociones, un ir y venir como loco… y un placer inmenso. A ver cómo os contamos todo, que tiene mucha tela. ¡Ahí vamos!
Bárbara Téllez (@BbEmergentes)
Sonorama Ribera 2019
Lo admito, en Sonorama siempre quiero estar en todas partes… pero no puedo. No voy a regodearme en todo lo que me perdí. En su lugar, voy a repasar lo mejor de un día que bien mereció todo el dolor de pies del mundo.
Iremos actualizando las galerías según editemos más fotos. Atentos a la web y a las redes en @emergentes_es!
Jueves
Mañana: Playa Cuberris y Bauer
Amanecí el jueves con los nervios de empezar la fiesta. No era para menos, ya que abrí mi propio Sonorama con los siempre tremendos Playa Cuberris en la Plaza del Trigo.
El Trigo siempre es especial, pero lo es más aún cuando vibra con la música de tus amigos. Bailé, canté como una descosida y aún así me dio tiempo a disparar muchas más fotos de las que debería. Ese momento había que inmortalizarlo.
Contaron con la colaboración de Chapo González, productor de su próximo álbum, en “Marte” y asentaron las bases de una temporada que van a coger con fuerza.
No pude quedarme mucho más en Aranda, pero pude gozar de los Bauer antes de salir corriendo al recinto para entrevistar a Varry Brava. No desesperéis, que aún estoy con las crónicas, pero muy pronto sacaremos el reportaje de El Enemigo con los Varry.
Tarde: Tequila, Tarque, Taburete, La Orquesta Mongragón, Miss Caffeina y Varry Brava
La tarde se avecinaba movida y llegué justa para ver a Tequila derrochando un poco de mi infancia por todo Sonorama. Alejo Stivel y Ariel Rot se dejaron medio litro de sangre repasando algunos de los temas que han hecho bailar a dos generaciones.
Volé a ver a Tarque y a dejarme empapar por su rollazo y su voz. Cómo me gusta este hombre. Se me notaron hasta los corazoncitos en los ojos.
De Tarque pasé al buen rollo de Taburete y de ahí al circo de La Orquesta Mondragón. Tenía la energía por las nubes y me descubrí bailando loca perdida en el foso. Cuando la luz del escenario no acompaña es mejor esperar disfrutando el concierto, qué os voy a contar.
Tenía la energía por las nubes y me descubrí bailando loca perdida en el foso
Miss Caffeina puso el toque glam a la noche y puso a botar a todo el recinto con temas como “Mira como vuelo”. Embusteros reconquistaron el terreno para los más clásicos y yo me dejé llevar como una niña. Qué grandes.
Me despedí del jueves bailando con Varry Brava y dejándome conquistar por su frenética fiesta de colores. Salí corriendo a grabar su bajada del escenario y me eché unas risas reconduciéndolos a gritos por la rampa. Casi se me escapan por la escalera. ¿Te lo puedes creer?
Felicitaciones y abrazos mediante me olvidé de que me estaba perdiendo a Chimo Bayo. Un crimen por mi parte, pero qué os voy a decir. Con el fragor del concierto de Varry Brava me olvidé hasta de mi nombre y necesitaba celebrarlo con una cerveza. No todo va a ser trabajar, y tenía que guardar energías para lo que se me venía encima.
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Viernes
Mañana: Rayo, Lunáticos y Kitai
Llegué al Trigo en mitad del concierto de Rayo y me dejé despertar por sus temas potentes y pesados. Me vibraba hasta el pecho y no podía dejar de mirarlas. Vaya forma de empezar el día 😀
Las sustituyeron los increíbles Lunáticos, que hicieron honor a su nombre corriendo de lado a lado del escenario y derrochando espíritu de celebración. Así se aprovecha una mañana en la Plaza del Trigo.
Sorpresa del viernes: Kitai
Se avecinaba la sorpresa y entre bambalinas se intercambiaban sonrisas cómplices. Lo admito, yo también era de esas. Me habían soplado la sorpresa y esa misma mañana los implicados me avisaron de que me preparara para la salida. Gracias. Podría haber pasado al foso con el bolo empezado… y habría sido un error inmenso.
Kitai tenían preparada una buena y salían al escenario bajo una lluvia de confeti y con atuendo de heavies ochenteros. No esperaba menos de ellos. Los Kitai saben hacer de un concierto un buen show y desplegaron un repertorio de versiones con colabos que bien merecían pasar todo el concierto en el foso.
Sean Frutos y Jorge Guirao (Second), Gabriel de la Rosa (Shinova),
Óscar Ferrer (Varry Brava) o Alejandro Jordá (Izal) pusieron sobre el escenario lo mejor del espíritu de jam entre colegas.
Entre risas, CO2, confeti y mascotas de colores, los Kitai no se olvidaron de presentar alguno de sus temas nuevos. Celebraron “Te quiero” con la ya mítica batería sobre el público, esta vez derrochando amor en forma de globos-corazón.
Tarde: Los Vinagres, Morgan y Depedro
La tarde la comencé gozando con la verbenita de Los Vinagres y dejándome empapar por su ritmaso energético y suave a la vez. Bailamos como descosidos “Aunque llueva” (esta vez literalmente). Será cosa de canarios, pero saqué unos movimientos de cadera que no recordaba que sabía hacer.
El cielo empezaba a caérsenos encima, pero aquello no me iba a impedir que guardara un momento para mí y mi corazoncito. Era la hora de Morgan. Me vi protegiendo la cámara como podía y cantando a un cielo encabronado. No iba a dejar que la lluvia me estropeara ese momento.
Salí corriendo a entrevistar a Fuel Fandango (ojo! muy pronto el artículo de Fuel con El Enemigo) y volando otra vez para no perderme a Depedro. Hay que ver el buen rollazo que desprende esta banda. Cómo nos jaleaba Jairo por aguantar bajo la lluvia y cómo bailaba la gente, ajena a todo lo que no fueran esas canciones venidas para elevarnos.
Noche: Fuel Fandango, Berri Txarrak y Kuve
De vuelta con Fuel Fandango tuve oportunidad de grabar su subida al escenario y su abrazo previo a empezar. Admiré cada prenda del vestuario de Nita y me preparé para bajar al foso a luchar por congelar esos flecos al viento y esa expresión apasionada que lleva esculpida en el cuerpo. Bailé siguiéndola con la mirada y quedándome prendada de las manos de Ale Acosta. Dejándome llevar por el beat de unos temas a los que les han dado una vuelta más electrónica y, si cabe, más bailable aún.
Recuperado el aliento, me presenté para ver a los Berri Txarrak y expulsar todo el estrés de mi cuerpo con ellos. Sinceramente, el escenario 3 me pareció poco para ellos, pero no era momento para quejas, sino para disfrutar. Me despeinaron a golpe de bombo mientras convertían Burgos en un cachito de Euskadi. ¿Cuánta gente había allí que sabía Euskera? Ni idea, pero cantaban como una respuesta a cada onda que salía del escenario.
A partir de aquí admito que me di un descanso y me perdí algunos de los imprescindibles… pero es que había gente entre el público que también era imprescindible. Eso no podía dejarlo pasar.
Cerré la noche con Kuve y su inagotable energía. Me dejé empapar por la fuerza de Maryan Frutos y celebré con ellos el final de un día absolutamente increíble.
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Sábado
Mañana: Veintiuno, Willy Naves, Olivia, The Garlic Phantoms y Viva Suecia
El sábado en Sonorama es duro y emocionante. Ya pesa el cansancio, pero amigo… es sábado y eso significa que hay preparada una buena fiesta.
Inauguré la mañana cantando con Veintiuno en la Plaza del Trigo y dejándome empapar por su ritmazo. Da gusto ver bandas despegando y levantando con ellos a una multitud enloquecida como la del Trigo. La sorpresa llegó con la colaboración de Quequé, que creó una mezcla que no me esperaba nada y que me encantó.
Willy Naves desplegó todo el buen rollo del mundo y se convirtió en el descubrimiento del día. Invitaron a Laia Alsina (The Crab Apples) y a Diego Arroyo (Veintiuno) y dejaron claro que entre amigos todo suma.
Los siguieron Olivia, que prendaron la plaza entera con sus letras sentidas y sus melodías potentes. Las manos se alzaron para corearlos y para devolver sus globos negros al aire entre gritos de alegría. Momentazo.
Se acercaba uno de los momentos clave de la mañana y eso se notaba en el foso, que se iba atestando minuto a minuto. The Garlic Phantoms se preparaban para reventar el Trigo con una única canción. Podría decirse que no daba tiempo a entrar en calor, pero ellos saben cómo incendiar un escenario en tiempo récord.
Con el primer compás de Juan P. Fajardo a la guitarra y Edu Molina a la batería se propagó el desparrame. Luego vinieron la banda, los riffs, las poses, los saltos… y se desató la locura. Tremendos.
Sorpresa del sábado: Viva Suecia
El hype estaba por las nubes cuando los Viva Suecia subían al escenario y encendían la mecha de un concierto de locos. Nos habíamos creído que el dedo roto de Rafa Val los descartaba este año en Sonorama, pero ese no es impedimento para que los suecos armen una buena fiesta.
No es ningún secreto que Viva Suecia desata vendavales, pero el aliciente de la sorpresa y de la cercanía de un escenario “pequeño” multiplicó todo por 10. Ellos iban y venían con el cuerpo desencajado, se aglutinaban junto a la batería y se dispersaban llenando la plaza. Lanzaron más confeti del que existe en el mundo, surfearon al público y dejaron un montón de personitas exhaustas y sonrientes que, con tanta emoción, se habían olvidado de la comida.
Tarde: Carolina Durante y Zahara
La tarde la comencé desahogándome con la energía desbordada de Carolina Durante. El cielo encapotado no asustó a las miles de manos que se alzaban y movían al ritmo de versos que se han convertido en emblema.
Con tanta emoción no llegué al foso de Zahara, pero me lo gocé perdiéndome entre la gente y cantando con ellos. Reconozco que he tardado mucho en descubrirla en directo, pero después de su concierto en las Noches del Botánico soy una incondicional. Me quito el sombrero y la reverencia llega hasta sus botas rojas. Me declaro oficialmente muy fan.
Noche: Nacho Cano, Luis Albert y Crystal Fighters
Recuperé fuerzas para la cita obligada de la noche: Nacho Cano en un concierto muy revival que se convirtió en un ejercicio de buceo en la nostalgia. Las colaboraciones de Alberto (Miss Caffeina), Rafael Sánchez (La Unión), Santi Balmes (LOL) o Zahara pusieron el color a un concierto que puso a cantar al Sonorama como si hubiéramos viajado en el tiempo.
A estas alturas de la noche aún me quedaban muchos conciertos pendientes, pero con el cambio de horario de Luis Albert me hice un lío y me quedé enganchada en el escenario 3. Aproveché para descubrir a Basanta y bailar a Mucho, así que ni tan mal.
Ya había roto mi horario en mil pedazos, así que me permití el lujo de bailarme a los Crystal Fighters desde el gentío y gozarme la última noche como una festivalera más. Sobra decir que la compañía era de primera y que bien merecía perderse un par de fotos por disfrutar el momento.
Aquella noche volví a Aranda arrastrando los pies doloridos y estirando una sonrisa que era fruto de la más grande de las alegrías. Trabajar en Sonorama duele un poco. Te agita, te agota y te hace dudar de si podrías haber hecho algo más, pero también te colma de buenos momentos. Servidora se fue contenta y orgullosa. Un año más he sobrevivido a Sonorama. Ahora a editar. ¡Tengo mucho que enseñaros!
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