César Pop y la Orquesta Pinha se han propuesto una fecha mensual en Madrid y este mes de abril la cita se ha dado en El Intruso. La noche la abrió la suave intimidad de Nadia Álvarez, que meció la sala con un repertorio acústico lleno de matices para dejar paso a un César Pop que no dejó nada en el tintero. Vaya amalgama de ritmos y texturas, qué delicadeza y qué derroche de sensibilidad. Pero empecemos por el principio.
Bárbara Téllez (@BbEmergentes)
Nadia Álvarez subió al escenario e hizo el silencio en El Intruso para romperlo con la suave intro de “Cuento animal”. Todo un derroche de sensibilidad que sacó a relucir lo mejor de este proyecto, en el que Nadia cuenta su historia con la delicadeza y la intimidad de quien escribe con el corazón y lo apoya en una instrumentación detallista y fresca. . Disfrutamos del ritmo un poco más pesado de “Postales”, que nos conquistó en la subida de intensidad; del íntimo “Gracias a ti”, con ese estribillo inspirador y vibramos con la voz aireada de Nadia en “A pecho abierto”.
Para el final nos guardaban “Salto al vacío”, tema que da nombre al LP debut de esta leonesa. Qué voy a decir… Comenzó melódico y emotivo y cogió fuerza para terminar en un solo de Sangui que dejó muda a El Intruso. Se despidieron con el ritmo de “Infantes guerreros” y nosotros sonreíamos y seguíamos la pandereta de Campi con una sonrisa. Y de repente, último acorde, última nota… y se acabó. Cuando hicimos la entrevista con ella nos dijo: “hay que ser honesto y arriesgado”, y he de reconocer que es una maravilla verla delante, defendiendo sus canciones, que son su historia, y haciéndonos soñar.
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César Pop y la Orquesta Pinha se subían al escenario con una sonrisa y comenzó la intro a clarinete de “Milonga triste”. La voz sobre el bajo, ese ritmo que se me mete dentro… y comenzó el baile. Repasaron el rollo circense de “Tienes que ser tú”, a cargo de las escobillas de Pepe López y el clarinete de Carlos Blázquez y nos llevaron de la mano sobre el dulce “Para verlo bajar”, que saltaba sobre el acordeón de Begoña Larrañaga y se dejaba planear sobre el clarinete.
Para entonces César se colgaba la guitarra para mecernos con “Qué poco quererte tanto” sobre percu acústica en un derroche de delicadeza. “Una mujer especial” nos ancló al suelo intercalando letra y saxo y “Ana en Lisboa”, nos conquistó a ritmo de un suave vals. Llegaba el momento del tema que da nombre al álbum de esta amalgama de sutilezas: “Noticias del Norte”. César se sentaba al piano para tocar gotas que caían sobre su voz y sobre los arpegios de Fernando Polaino a la guitarra.
Hubo tiempo para “Los ejes de mi carreta”, de Atahualpa Yupanki, y para “Licor de pinha”, el tema instrumental recogido en ”Noticias del Norte”. César abandonó el escenario para dejar solos a los explayados Orquesta Pinha, que se intercalaban suavemente sobre ritmos que sabían a aire fresco y salitre. Y por un rato nos dejamos mecer envueltos entre el acordeón y el saxo hasta que salió “el nuevo pianista” a acompañar al cuarteto.
Entre miradas sonrisas se subió Nadia Álvarez a cantar lo que resultó que sería un estreno mundial de, no sé, llamémosla entre nosotros “No me voy a arrepentir”. Precioso. No sé cómo acabaron tocando en esa canción en el ensayo, pero me alegro de que les hiciera cambiar el tema de la colaboración. Qué bonito empastan los dos y qué temón.
Con el corazón todavía un poco encogido volvía la Orquesta Pinha para devolvernos a la realidad con “Gota a gota”, y El Intruso les siguió cantando. Otro estreno sobre las manos a la guitarra y el pie a la pandereta de Fernando Polaino y nos dejamos llevar por el bajo de Álvaro Barco. Volvían los clásicos y es que no podían faltar los temas más emblemáticos del primer álbum de César. “Paredes desnudas” nos dejó un hueco dentro mientras las voces de César y Begoña se intercalaban en un ir y venir que explotó en una subida de intensidad y un solo de saxo. El comienzo potente de “La próxima montaña” nos puso a cantar a todos para después dejarnos rotos con un momentazo de acordeón. “La pregunta del millón” nos devolvió al repertorio más reciente y el público lo agradeció coreando al final, aún sabiendo que el concierto iba llegando a su fin.
Pero no quedaba ahí la cosa, no podían faltar en esta noche “Te llames como te llames”, con esas campanillas y ese saxo suave; ni el imprescindible “Lo que queda”, que se despachó sobre la guitarra de César y las palmas de la gente. Se despidieron a ritmo de ranchera, con “Flacos y famosos” bajo el brazo y con el eco de los murmullos de la gente en El Intruso, cantando y meciendo su dolor. Vaya final, qué bonito este tema así, al desnudo, atravesándote y dejando volar a la vez. Y tú lo dejas fluir, como si tuviera sentido, y se hace parte de ti.
César Pop y la Orquesta Pinha son una propuesta algo atípica. La sensibilidad de un cantautor y la riqueza de una banda con cien melodías en cada dedo. La música está desnuda y llena a la vez. Te cala con las letras y te eleva con la dulzura de los vientos y el acordeón. Te vacía de aire con la voz suave de César Pop y te llena con la solidez de sus ritmos. Es dulce, directo y profundo… y esto no es nada fácil de encontrar.
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