LA MODA, SUFICIENTEMENTE JOVEN Y VALIENTE PARA SOPORTAR EL PESO DE EMPEZAR

La MODA - La Riviera
Hace poco más de un año La Maravillosa Orquesta del Alcohol (La MODA) cerraba etapa llenando 3 noches seguidas la sala Joy Eslava de Madrid. Si publicamos aquella crónica con el título: “La MODA, 3 días en ese instante en el que la montaña rusa llega arriba“, ¿qué hacemos ahora? Estamos hablando de más de 6.500 personas, que se dice pronto. Lo de Joy fue el “Siete Picos” (perdonadme la madrileñada retro) de los conciertos. Hablamos con David y Jose unos días antes del concierto y comentaban las ganas y los nervios. Hablamos de evolución y de seguir sonando a La Moda y os voy a decir una cosa: las novedades son geniales y se aprecian callado, disfrutando los temas para ti solo. Pero si vas a ver a La MODA en directo… difícilmente vas a estar callado y mucho menos quieto, porque eso es una fiesta. Eso es La MODA.
Bárbara Téllez (@BbEmergentes)

La Riviera hasta la bandera en el 2 de 3 de una presentación mágica. “Salvavida (de las balas perdidas)” supone un gran paso adelante para esta banda burgalesa y entre el público había muchas ganas de escucharlo en vivo. Las luces se encendían en los primeros acordes de “Mil demonios“, con la banda en dos líneas sobre el escenario, exponiendo uno de los nuevos aromas que empapan el sonido de La MODA, en este ocasión con reminiscencias a música balcánica. Qué bonito empezar el concierto con ese “Todavía no ha salido la luna”, qué hilo tan fino entre un fin de etapa y el principio de la siguiente.

Le siguieron temazos nuevos y antiguos, entremezclados en un vaivén de sensaciones que nos hicieron pasar de la intensa “La inmensidad” al descaro de “Una canción para no decir te quiero” o la crudeza de “Amoxicilina“, que servidora se cantó como si no hubiera mañana .  Disfrutamos del ritmazo de “Suelo gris“, solazo de Álvar (saxo) incluído para después ver cómo la nueva incorporación a La MODA, Nacho Mur, se colgaba la mandolina y conquistaba al respetable en “Disolutos“.

A estas alturas estaba ya muy claro que La Riviera se habían hecho los deberes, porque el público se cantaba los temas enteros, nuevos y antiguos, coros y melodías instrumentales incluídos. Así fuimos pasando tema por tema, cantando y saltando con los brazos arriba. Pasamos por “Amanecederos“, “Los locos son ellos“, “O naufragar” y “Miles Davis” (si en ésta no se cayó la sala con lo de la montaña rusa ya podemos decir que aguanta lo que sea). La MODA jugaba con las intensidades, nos dejaba empaparnos de las letras y desahogarnos con ellos… y así pasó lo que pasó. Los ánimos estaban caldeados cuando la intro de “1932” volvió loca la sala. Saltamos sobre el acordeón de Jose, cogimos fuerzas y nos lanzamos de nuevo a un estribillo que acabó por poner a Caleb tocando la caja de pie sobre la banqueta. La Riviera entera saltaba. Aquello fue tremendo.

La MODA - La Riviera (91)-1

Seguía la fiesta  y “Quién nos va salvar” nos dejó un momentazo de hammond (Jacobo) sobre el aro de la caja, con David al borde del escenario y la banda desparramada dándolo todo. Así seguimos atravesando el repertorio, recordando el camino recorrido con “PRMVR“, “Catedrales” y “Flores del mal”, que jugó con nuestros sentimientos con unos cambios de intensidad disparados a matar. La locura se adueñó de la sala con “Vasos vacíos” y yo decidí regalármelo porque me gusta mucho, así es la vida. Luego me arrepentí, porque vino “Los hijos de Johnny Cash” y no podía seguir de vacaciones, pero al menos capturé el momentazo de Jacobo al banjo al borde del escenario. Y llegó “Los lobos“… Llegó como una especie de plegaria, susurrado por todas partes y envuelto en rabia y en esperanza, y entonces reventó y parecía que la sala entera hervía.

Con “La vieja banda“, La MODA recordaba con cariño a Adán y los años de trabajo juntos y los 7 cantaron perdiendo todo salvo el miedo. Me quedé un poco sensiblona después de eso y creo que es señal de que todo estaba bien hilado, porque “Hay un fuego” me pilló justo donde tenía que estar. Por lo visto nos pilló a muchos, porque el público se la cantó prácticamente entera y David acabó por dejarnos cantar y sólo tocaba y nos miraba sonriendo. Voy a decir un taco, que está feo, pero joder, qué bonito. Se quedó solo sobre el escenario para dedicar “Campo amarillo” a sus abuelos y la sala volvió a acompañarle, tal vez pensando en sus pueblos, tal vez en sus propios abuelos. Volvía la banda para incendiar de nuevo La Riviera con “Himno nacional“, y nos dejamos llevar por el golpe pesado de Jorge, que anclaba esos estribillos de letra afilada en el pecho como si nos salieran de dentro. Enorme.

No podía quedar ahí la cosa y La MODA salía de nuevo al escenario para tocar algunos de los temas que los llevaron a los auriculares de muchos de los que estábamos ahí. “Nómadas” desató un río de voces que cantaban contra el viento, meciéndose con el acordeón de Jose y saltando con la mandolina de Nacho y entonces caímos de golpe en “Gasoline“, que ya es casi insignia de esta banda burgalesa. La izaron como bandera del camino recorrido y nosotros la ondeamos cantando. Pero aún había una canción que se había quedado descolgada, lo que significa que hay un nuevo cierre en el reper de La MODA, y no podía ser otra que “Héroes del sábado“.  Bandera nueva con los materiales de lo que ha sido siempre La MODA y con las puntadas firmes de quien sabe bien lo que quiere coser. Hace poco nos decían que no son quien para aconsejar a nadie, que ellos sólo tratan de ser ellos mismos. Pues aquí se han traído a sí mismos, a este momento en este lugar, en el que ven desde el escenario 2.200 pares de brazos alzados por “los que pueden cambiar el mundo sólo con pensar”.

Cuando hicieron el triplete en Joy David decía: “No va a ser la última, Madrid, ni de coña“. Y tan ni de coña. La MODA se han superado a sí mismos. No sólo por la expectación que ha generado “Salvavida (de las balas perdidas)”, sino porque se siguen dejando la piel en el escenario para recompensar todo ese cariño. Cuando las cosas son sinceras se notan, y cuando vas a verlos no sabes si disfrutas más con las canciones o con las sonrisas que se echan en ese segundito en el que te dejas llevar por las emociones antes de volverte a concentrar.
Como ya los he visto otras veces, sabía qué me iba a encontrar, pero tengo que admitir que me sorprendió mucho el control que tenía la gente con las letras de los temas nuevos. Yo me considero fan (de ahí la tontería que tengo con eso de #ElEnemigo), pero la peña me dio una paliza tremenda con las estrofas. Tal vez sea porque la gente de verdad se ha estudiado el disco nuevo, tal vez porque de alguna manera esos versos representan a un colectivo, y ese colectivo los acoge como suyos. No soy socióloga y no voy a atreverme a ponerle nombre a ese colectivo, pero vi mucha gente cantando de corazón, vi mucha gente sintiéndose acompañada, igual que me sentía yo… y eso significa algo.

 

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Toda la Galería del concierto de La MODA en La Riviera: