Depedro nos invitó a celebrar la música (y la vida) la noche del jueves. Acudimos con la ilusión de un niño y las expectativas de un adolescente enamorado.
🖋️ : Marta González (@Martirulirita), 📸 : Bárbara Téllez (@BbEmergentes)
Depedro: “Todo va a salir bien”
Como los grandes nombres, a Depedro habría que tratarlo de usted: Don Jairo Zavala. Sin embargo, hay algo en sus ojos azules que le hace tan cercano como un amigo de la infancia. Sabe mejor que nadie sacudirnos por fuera y por dentro. Hacernos partícipes de su particular fiesta, enmarcada en un rosado “Todo va a salir bien”.
Las primeras notas de “Como el viento” se volvieron incendiarias. Manos al aire a cada verso. Todos, sin pudor ni excepción, le respondíamos. Qué forma de abrir el concierto.
Colaboraciones y magia
Cuando Mikel, Alejandro y Gato, de Izal, se unieron a las “Nubes de papel”, los coros de la gente retumbaron en La Riviera. Hasta en las pestañas sentimos las ganas de cantar.
Pongo una mano al pecho para mencionar “DF”. El canto a un asfalto tan lindo como furioso. La atmósfera se transforma en un aire espeso, como si de un atasco de la misma Ciudad de México se tratase. El bajo de Héctor Rojo , la batería de Martín Bruhn, y la guitarra de Kike Fuentes le dieron todo el peso que merecía.
La atmósfera se transforma en un aire espeso, como si de un atasco de la misma Ciudad de México se tratase.
Sin interludios, Martin Werk anunciaba trompeta mediante la llegada de “El pescador” (What a cumbia surprise!). A pie de pista, se marcaron lo que ya podemos considerar una valiente tradición: la Riviera abarrotada buscando pareja de baile y toda la banda bajo las palmeras, con chinchorro y atarraya.
Nos vestimos de “Fiesta” con el temazo de Serrat, que le va como anillo al dedo al propio Jairo. Un preludio perfecto para la siguiente colaboración. Coque Malla en “Déjalo ir” es todo lo que necesitas para detenerte un segundo, respirar hondo y dejar de preocuparte por tu propia fragilidad.
El silencio se hizo ante Luz Casal. Elegante y tierno, “Te sigo soñando” nos rinde al amor con los ojos cerrados. Fuimos testigos de cómo se emocionaban los dos, hubiéramos dado cualquier cosa por abrazarles nosotros también. ¿Quién querría huir de una vida con ellos!
Fuimos niños, héroes y familia
Fuimos niños con “Palabra favorita”, héroes de otoño en “Diciembre” y amanecimos con “Flores y Tamales”. Jairo y su banda crean unos lazos sobre las tablas que hacen que te sientas afortunado de ser testigo. Se unen de la forma más honesta que cada uno sabe, es palpable en sus miradas el respeto y el cariño. Tienen un sentido de banda cercano a lo familiar que es difícil encontrar en una sala de conciertos. Tan intenso y sincero que, al final, es contagioso.
Jairo y su banda crean unos lazos sobre las tablas que hacen que te sientas afortunado de ser testigo
Los músicos que colaboran, los que miramos con cara de bobos y los que bailan como si se acabase el mundo… Todos nos sentimos parte de esa construcción tan bella. Nos hermana. Esa es precisamente la esencia (o la magia) que destila Depedro.
De esta despedida nos llevamos la valentía y el orgullo de una gran banda. Esperaremos con paciencia a las patillas más famosas de este lado de La Riviera. Aguardaremos con cariño, para volver a celebrar que somos música.
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